Una marca blanca es una línea de productos que un distribuidor vende bajo su propio nombre, es decir, cuando un supermercado comercializa artículos fabricados por ellos mismos.
Anteriormente, las marcas blancas se enfocaban solo en productos básicos, pero, debido a la presión competitiva, se ha ampliado su alcance y ahora se ofrecen artículos que no están en la canasta básica, como cremas de afeitar, refrescos, antibacterial, desodorantes, cremas, etc. Y no solo esto, han evolucionado de tal manera que ahora los diseños de sus envases son más llamativos y cuidados, lo que significa que han sabido dar frente a las marcas fabricantes no solo en sus presentaciones, sino también en calidad y precios.
¿Cuáles son sus características?
Estos productos se caracterizan por tener diseños simples, además sus precios y calidades son relativamente inferiores a diferencia de las demás marcas. En situaciones críticas han sido la solución de aquellos consumidores que no pueden adquirir productos de alto costo.
¿De dónde proviene su nombre?
El término marca blanca se oyó por primera durante la Segunda Guerra Mundial, específicamente en Alemania, cuando la población se encontraba en una fuerte crisis; dejaron de prestarle atención a las marcas populares y eligieron como primera opción aquellos productos sin logo conocido y de bajos precios. Tuvo tanto impacto esta tendencia que durante los años 70 países como Estados Unidos, Francia y España comenzaron a emplearla. Por otro lado, el origen de su nombre se debe al uso de envases blancos, los cuales cuyas etiquetas indicaban cuál era el producto en su interior, es decir, si era detergente, leche, azúcar o granos.
Por qué se piensa que la marca blanca triunfará tras el coronavirus
Según explica un artículo de PuroMarketing.com, la razón será que luego del COVID-19 la economía estará muy debilitada, lo cual provocará que los consumidores fijen sus miradas en los productos de marcas blancas por ser más económicos. Asimismo, señalan que la marca blanca se apoderará de los carritos de compra debido a que los consumidores, luego de la pandemia, prevén controlar sus gastos futuros.
Esta situación deja mal parada a las marcas fabricantes, quienes tendrán que trabajar arduamente con campañas publicitarias para conectar emocionalmente con su público y evitar que desvíen su atención a las del distribuidor, obteniendo así la deseada fidelización.
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