Las plataformas de streaming han proliferado en los últimos años. Cada vez tienen más usuarios en todo el mundo e invierten más para generar nueva programación. Lo que hace no mucho tiempo era una novedad, hoy se ha convertido en algo normal y cotidiano. Pero, ¿cómo funciona el negocio del streaming y cómo está impactando a la industria cinematográfica? A continuación, lo analizamos de manera rápida y sencilla.
¿Qué es el streaming?
El streaming es una palabra en inglés que significa “transmisión”. Cuando hablamos de streaming actualmente, nos referimos a transmisiones en vivo a través de internet, ya sea de audio o video, que la audiencia puede disfrutar directamente en un medio digital sin necesidad de descargarlas a su dispositivo.
Esta practicidad ha generado una nueva forma de producir y consumir contenido en plataformas digitales. Y como ha ocurrido con innovaciones previas, no tardó en dar lugar a un nuevo modelo comercial: el negocio del streaming.
¿Cómo es el negocio del streaming?
El negocio del streaming consiste en prestar un servicio de transmisión de contenido a través de internet. Por un lado, los usuarios pueden escoger qué ver, cuándo verlo y desde dónde hacerlo. Esta flexibilidad es una gran ventaja frente a medios tradicionales como el cine, la radio o la televisión, que tienen horarios y programación preestablecida. Por otro lado, las plataformas que ofrecen este servicio obtienen ingresos de diferentes fuentes, como suscripciones de usuarios, contenido bajo demanda, publicidad, venta de datos de consumo y acuerdos comerciales con otras empresas.
Este modelo de negocio surgió gracias a los avances tecnológicos de la década de 2000 y creció exponencialmente en la siguiente década. El acceso a internet se expandió a muchos territorios, la velocidad de conexión aumentó considerablemente y los dispositivos con acceso a internet de alta velocidad se volvieron más accesibles para el usuario común.
El negocio del streaming y su impacto en el cine.
Como era de esperarse, el negocio del streaming ha impactado a la industria cinematográfica y televisiva. Cada vez más personas prefieren quedarse en casa viendo lo que quieran cuando quieran, en lugar de ir a una sala de cine en un horario específico. Además, la masificación de los teléfonos inteligentes ha puesto todo tipo de entretenimiento digital en la palma de nuestras manos, lo que ha cambiado los patrones de consumo de series, películas y videos.
Un nuevo competidor.
Para el cine, la popularización del streaming ha significado la aparición de un nuevo y poderoso competidor. La asistencia a las salas de cine ha disminuido, y los exhibidores han tenido que buscar nuevas formas de atraer a los espectadores. Algunas cadenas pequeñas han reducido los precios de las entradas, mientras que las grandes han ofrecido promociones especiales. Otras, incluso, han incorporado el mismo modelo de suscripción mensual de las plataformas de streaming, cobrando una tarifa fija que permite ver tantas películas como se desee.
Al mismo tiempo, el negocio del streaming sigue en crecimiento. Han surgido nuevas plataformas con más contenido y mayores inversiones en producciones. Incluso los grandes estudios cinematográficos han creado sus propias plataformas, y muchos de sus estrenos más importantes llegan directamente al streaming.
Los avances tecnológicos también han contribuido a esta tendencia. Hoy en día, las personas pueden adquirir televisores con pantallas enormes y sistemas de sonido envolvente para disfrutar de las películas en casa, lo que hace cada vez menos necesario ir al cine para vivir una experiencia de alta calidad.
¿El streaming significa el fin del cine?
Debido a estos cambios, algunos han especulado sobre la posible desaparición del cine en un futuro cercano. Sin embargo, todavía existen muchas personas que valoran y disfrutan características propias del cine, como la pantalla gigante, la experiencia colectiva o la inmersión total con las luces apagadas y sin interrupciones.
Tras el confinamiento generado por la pandemia de COVID-19, muchas personas estaban deseosas de salir de casa y volver a reunirse, lo que reavivó la asistencia a las salas de cine. Estrenos recientes como Top Gun: Maverick, Barbie y Oppenheimer demostraron que el entusiasmo por ir al cine sigue vigente, ya que fueron grandes éxitos de taquilla. Por ello, se espera que el cine siga vivo mientras ofrezca una experiencia que no se pueda replicar completamente en casa.
Por otro lado, los grandes estrenos en las salas de cine siguen generando ingresos directos para los estudios a través de la venta de entradas. En el caso de algunas películas taquilleras, las ganancias pueden ser enormes en un corto periodo de tiempo, algo que el streaming aún no puede igualar. Mientras siga siendo así, los productores de cine seguirán apostando por las salas.
Todo esto indica que, aunque el streaming ha tenido un impacto evidente en la industria cinematográfica, el fin del cine no parece estar cerca.
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